Mundos Freakticios

Cine y literatura con un puntillo freak.

5/28/2006

X-Men: La decisión final

Primera entrada "de verdad" para la ¿última? entrega de las aventuras cinematográficas de nuestros mutantes favoritos.

Para empezar, unos pocos antecedentes:

Corría el año 2000, en aquella lejana época (el siglo pasado, ni más ni menos), lo de las adaptaciones de tebeos (comics de aquí en adelante, por eso de ser bola) no estaban nada de moda, en especial si hacemos referencia a los personajes de la Marvel (DC sí que había tenido éxito con sus franquicias de Superman y Batman, iniciadas en 1978 y 1989 respectivamente). Los intentos de Marvel por subirse al carro del éxito financiero (y publicitario) se estrellaron con películas tan memorables como "Howard el pato" (1986), "Punisher" (1989) o "El Capitán América" (1991). Para su primer resultado aceptable tuvo que esperar hasta que en 1998 se estrenó "Blade" (aunque claro, con ese personaje resultaba difícil capitalizar la inversión más allá de la concesión de licencias para las secuelas).

A decir verdad, la situación de la compañía durante la segunda mitad de los 90 fue bastante delicada, con múltiples cambios de dueño e incluso una declaración de bancarrota. Todo esto cambiaría entrando en el siglo XXI, y en no poca medida gracias al lanzamiento de varias franquicias exitosas en los cines de todo el mundo. En especial las de los X-Men y la de Spider-Man.

En el año 2000, decía, Bryan Singer estrenó "X-Men", una película modesta (75 millones de dólares de presupuesto) basada en una de las líneas de comics más exitosas. Acabó recaudando unos 300 millones en todo el mundo, la novena película más taquillera del año, gracias a una combinación de personajes interesantes (y buenas elecciones de casting), efectos especiales y acción con el trasfondo justo.

Tres años después se estrenó la segunda parte ("X2: X-Men united"). Gracias al resultado comercial de la primera, Singer contó con un presupuesto más holgado, al nivel de las grandes producciones (de entonces): 110 millones de dólares (parte del incremento se fue en sueldos más altos). Tanto a nivel artístico como económico, la segunda película supuso una mejora. La inyección monetaria permitió abundar más en los superpoderes mutantes, pero no se perdió de vista el que el largometraje era en el fondo una historia de personajes rechazados (y del modo en que se enfrentan a ese rechazo).
Llega el 2006 y Singer está ocupado rodando una de las películas más caras de la historia: "Superman returns". La Fox, dueña de la franquicia, no quiere esperar y cede las riendas de la dirección a un nuevo director: Brett Ratner ("Hora punta" 1 y 2, "El dragón rojo"). Además, como se supone que será la entrega final de la trilogía, tiran la casa por la ventana, presupuestando la película en unos insanos 210 millones de dólares. ¿Cuál ha sido el resultado?

Pues, como suele pasar, la creatividad ha sido sepultada por esa montaña de oro (y también un poco por culpa de los egos implicados). "X-Men: La decisión final" es una película de acción resultona, con algunas escenas espectaculares y, sobre todo, mucha desmesura, pero con graves carencias a nivel de guión y ritmo. Uno de los lastres de la franquicia ha sido siempre la multiplicidad de protagonistas, que obliga a repartir tiempo de desarrollo entre ellos (dando prioridad a unos sobre otros). Cada nueva entrega exige más y más mutantes, así que el problema no hace sino agravarse. Lo peor, sin embargo, es la trivialización del guión. La franquicia había apostado por un enfoque pseudorealista, con relaciones bien trabajadas para apuntalar la imposibilidad de los superpoderes. En esta nueva entrega, a partir de la quinta réplica supuestamente ingeniosa, dejé de contar; el problema es que no hay mucho más donde agarrarnos. Hasta Magneto (Ian McKellen) ha perdido casi por completo su profundidad, quedando en poco más que una copia unidimensional (y monomaniática) de sí mismo.

El segundo problema es que las exhibiciones de proezas ya no maravillan, sólo apabullan. Parte de la culpa recae en que de donde no hay no se puede sacar (Juggernaut, Kitty Pryde, Ángel, Coloso, Bestia...), pero también reside en la forma de plasmar la acción. Después de todo, hasta Sapo era espectacular en la primera X-Men. Para competir con el cómic, una película debe recurrir al dinamismo de las imágenes y a una cuidadosa coreografía, exprimiendo hasta el máximo las posibilidades que ofrece el medio. Buenos ejemplos de lo que comento podemos encontrarlos en la segunda entrega (el ataque de Rondador Nocturno al presidente, la fuga de la cárcel de Magneto o los tornados invocados por Tormenta para escapar de los cazas...). Y algo que deberían haber aprendido los productores es que ese nivel de creatividad sólo se alcanza permitiendo que cada mutante se luzca de forma individual (el conjunto siempre ha sido más pobre que la suma de sus partes). En "X-Men: La decisión final", sólo Magneto tiene un par de momentos para lucirse (aunque en la escena del puente no se puede sino preguntar para qué tanto exhibicionismo).

No entraré a considerar si la historia tiene sentido como adaptación del cómic (no mucho, témome). Es más grave el que no tenga demasiado sentido como entidad independiente. Así pues, la película se queda en un espectáculo de efectos especiales más que competente, pero sin alma. Para disfrutar a ratos (sin prestar excesiva atención al diálogo) y olvidar al abandonar la sala de cine. Por cierto, si se espera hasta el final de los títulos de crédito (amenizados por la poco inspirada banda sonora de John Powell), nos vemos recompensados con la típica escenita sorpresa, que en este caso no hace sino confirmarnos que, pese a su grandilocuente subtítulo, "X-Men: La decisión final", no ha tenido la intención (ni el valor) de ser definitiva de verdad.
La escalada presupuestaria condena en principio a la franquicia al letargo (siempre y cuando los extraordinarios resultados financieros que ya apunta, con el segundo mayor viernes de la historia -va a ser la quinta película en recaudar más de 100 millones en tres días-, no hagan replantearse el asunto a los directivos de la Fox). Para el futuro queda el estreno en solitario de Hugh Jackman como Lobezno, previsto para el año que viene. Para el pasado, dos grandes dramas de acción que, desgraciadamente, no han disfrutado de una conclusión a la altura.

Actualización:

Según las estimaciones, "X-Men: The last stand" ha recaudado 107 millones en su primer fin de semana (como en EE.UU. el lunes es festivo, las estimaciones oficiales no se conocerán hasta mañana). Esto la sitúa justo en cuarta posición histórica, por detrás de "Shrek 2" (aunque un pequeño empujoncito podría subirla hasta la segunda posición cuando se conozcan los números definitivos). Aún es muy pronto para lanzar cualquier predicción a largo plazo, pero este resultado garantiza los 250 millones (en EE.UU) y unos 500 en todo el mundo (sería bastante más de no ser la segunda secuela de una película basada en un cómic).

Actualización 2:

Pues va a ser que no. Según las estimaciones oficiales, "X-Men: The last stand" se quedará en "apenas" 103 millones de recaudación para el fin de semana (120 para los cuatro días). Lo cual, básicamente, apoya los números finales que manejaba en la Actualización 1.

3 Comments:

Anonymous Anonymous said...

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7/18/2006 5:39 AM  
Anonymous Anonymous said...

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7/20/2006 8:02 AM  
Anonymous Anonymous said...

La movida ahora va de "begins" o mas bien "origins" de lobezno, batman y toda la basca heroica. Interesante indagar en esto.

3/26/2009 6:53 PM  

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