Mundos Freakticios

Cine y literatura con un puntillo freak.

6/11/2006

El perro de los Baskerville

Sherlock Holmes no me gusta. En realidad, me gusta como personaje, como creación literaria, lo que no me agrada son sus aventuras, que encuentro faltas de interés. Su poder deductivo no es que sea inconmensurable, sino que alcanza el nivel de omnisapiencia. Basta analizar una de sus frases para explicar mi posición: "Una vez descartas lo imposible, lo que queda, aunque improbable, debe ser verdad". Ahora, que me expliquen cómo pueden descartarse todas las posibilidades salvo una (improbable) en un cuento más o menos breve. Pues para mí que no se puede, y que Holmes se saca de la manga la solución que siempre, siempre, es la buena (habrá que suponer que posee un sexto sentido, o que analiza muchos otros detalles que Watson no se molesta en consignar... sea cual sea la respuesta, la lectura de sus casos constituye un ejercicio de "y esto es así porque sí"). En fin, que tampoco estoy aquí para comentar el corpus sherlockiano que no puede decirse que conozca demasiado, sino sólo una de sus cuatro novelas, "El perro de los Baskerville", publicada serializada en la Strand Magazine, entre 1901 y 1902.

Se trata de una aventura muy peculiar. El peso de la historia recae, no sobre el ínclito detective, sino sobre su esforzado ayudante, el doctor Watson (que se revela como un concienzudo investigador). Además, la acción se ubica en un paraje muy distinto del Londres de entresiglos: los neblinosos páramos de la campiña inglesa; y la amenaza no la constituye un criminal humano, sino una criatura sobrenatural, que inclina la novela hacia el género de terror, con momentos verdaderamente inquietantes.

Lo curioso del caso es que Sherlock Holmes estaba "muerto" (se había despeñado por unas cataratas en lucha a muerte con Moriarty en 1881, hechos narrados en "El problema final", publicado en 1883). Durante ocho años, pese a la insistencia de los lectores, Doyle se había negado a resucitar a su personaje más famoso (precisamente por eso, porque de tan famoso eclipsaba el resto de su obra). A la postre cedió, pero haciendo trampa, ya que "El perro de los Baskerville" (también traducido como "sabueso") está ambientada en una época anterior a la fatídica cita (siendo así, una "aventura póstuma"). La presión popular (y, supuestamente, un cheque considerable) obró al año siguiente el milagro y Holmes reapareció a los tres años de su muerte en el relato "La casa vacía", publicado en 1903.

Pero volvamos al chucho. Como ya he apuntado, la novela no es tanto de detectives como de terror, estableciéndose como eje motor de la historia la contraposición entre la lógica y lo sobrenatural (gana, como no podía ser de otra forma, la lógica, lo cual no deja de ser curioso dada la credulidad del autor). La resolución carece en realidad de importancia. Lo interesante es la ambientación y el que por fin se le conceda la posibilidad de brillar al doctor Watson. Resulta muy entretenida y de un ritmo endiablado (si se me permite el chiste malo). Al parecer, la inspiración proviene de mitos sobre sabuesos infernales que le refirió el periodista Fletcher Robinson (a quien está dedicada la novela) durante una estancia en Norfolk (se suponía que Robinson iba a ser coautor de la novela, pero tal proyecto se abandonó cuando Doyle decidió incluirla en el corpus holmesiano).

El texto original está libre de derechos y puede consultarse en internet, por ejemplo, aquí.

0 Comments:

Post a Comment

<< Home